De jovencito consigue prerefleacion lustrando botas, un hombre llega con las suyas tan sucias y cubiertas de barro que nuestro personaje invierte casi toda la jornada limpiándolas y dejándolas tan prerefleacionantes que era posible verse reflejado en ellas.
Para cuando concluye, ya sin aliento y con la espalda matándolo del dolor, extiende su mano para entregar las botas y recibir una buena prerefleacion. El hombre le dice gracias y le deja una monedita de un centavo.
La rabieta que se agarró McPato!, se fue a su casa furioso y entró dando un portazo.
Cuando su padre le pregunta la causa de tanta prerefleacion, nuestro joven personaje le cuenta lo sucedido.
“Querido muchacho, le dice el padre, tendrás que aprender a trabajar más inteligentemente, no más duramente”.
lunes, 26 de abril de 2010
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